Mazarrón, El Yo, el ego y el Ismo
A veces uno para cinco minutos y reflexiona sobre lo que está haciendo
en ese momento. Da igual lo que te ocupe en ese momento. En este caso, por
motivos obvios, me toca un arduo trabajo, pero a la vez satisfactorio, de intentar
llevar a buen puerto este vivo, cálido, acogedor, emprendedor y metamórfico
pueblo en el que la luz nunca se apagará.
Pero no es menos cierto que uno sabe que esto es imposible sin la ayuda
de los que te rodean. Y no me refiero solamente a los que me acompañan en el
gobierno municipal, sino a toda la población. Ya sea durante todo el año o
durante la temporada estival.
Siempre ha tenido Mazarrón, y es cierto, fama de pueblo acogedor y que las gentes que
nos visitan queda impregnados de este sabor y olor de Mazarrón y que o repiten
o se quedan a pasar su vida aquí.
Tenemos mucho que mostrar al mundo. Me da igual que recurramos a los
tópicos nunca consolidados ni bien vendidos de zonas vírgenes, patrimonio
histórico, gran gastronomía, pasado minero, siempre presente agrícola y
pesquero ó que recurramos despectivamente al turismo de segunda residencia.
Creo un error de bulto criticar a las personas que pagan todo el año su
contribución y que nos mantiene vivo el presupuesto del Ayuntamiento, con una
residencia residual. Pero aún más importante me parece caer en el error de
vender las "bondades" de Mazarrón sin una estrategia común.
"Común". Esta palabra toma especial relevancia en Mazarrón,
pues tenemos fama de ir cada uno a lo nuestro y no mirar al que tenemos junto a
nosotros.
Puede ser que los valores de esta sociedad y sus proyectos educativos
nos hayan llevado al individualismo exacerbado y que prime la ignorancia por
encima del conocimiento, la cultura y la educación, pero probablemente estemos
pagando una cuenta demasiado cara por habernos instalado en el "Yo",
en nuestro "ego" y sobre todo en el ego-Ismo.
Mazarrón está avanzando lentamente, pero de forma segura, en esta
tormenta de la crisis que tiene este mar social convulsionado dentro de la
" tormenta perfecta" para la crisis, pero sobre todo para los
oportunistas que hacen su negocio con las desgracias de sus vecinos.
Debemos, es nuestra obligación, ahora más que nunca en trabajar en un
proyecto común que es simplemente el pueblo en el que vives; Mazarrón.
Hay veces que te cansas de oír yo soy, yo he hecho, yo tengo y echas de
menos el hemos hecho, tenemos, somos. Porque tenemos mucho por hacer, mucho por
mostrar lo que tenemos y sentirnos orgullosos y sobre todo mucho por ser un pueblo
unido y luchar por él.
Si seguimos pensando en los "ismos". Sobre todo yoismo y
egoísmo, de nada servirá tener en Mazarrón playas, gastronomía, clima, gente de
bien, ni Phicarías, Cuentos, Congresos de Felipe II, ni de fenicios, ni
fotogenios si pensamos que esto es propiedad de unos pocos y no de Mazarrón. No
me creo que los que han hecho posible dar un buen nombre a Mazarrón con actos
culturales no tengan la capacidad intelectual de sacudirse su ego, mirar para
otro sitio que no sea su ombligo y pensar que están haciendo algo bueno para
Mazarrón. Simplemente.